miércoles, 3 de diciembre de 2008

¿SE PUEDE SER EVOLUCIONISTA Y CREER EN DIOS PADRE CREADOR DE TODO LO QUE EXISTE? LA ÚNICA RESPUESTA ES: NO

Últimamente, hemos podido leer varios artículos y declaraciones -algunas de ellas de personas investidas de alta autoridad dentro de la Iglesia-, afirmando que se puede aceptar la teoría de la evolución y creer en Dios Creador.
Hemos recibido esas palabras con cierto estupor, lejos de aportar luz sobre este asunto, añaden más confusión al tema del origen de los seres vivos y especialmente al origen del hombre, tema por otra parte, ya bastante confuso.
Entendemos que es imposible unificar esas dos visiones cosmológicas, ni siquiera despojando a la teoría de la evolución de todo lo que le es propio, y dejando de ella, tan sólo estas dos afirmaciones:


1. Las especies de seres vivos proceden unas de otras por evolución.
2. Las variaciones sucesivas, son producidas por cambios en su información genética.


Entendemos que esto es lo único que se podría aceptar de la teoría de la evolución desde una perspectiva cristiana. Algo así como decir que Dios ha creado los seres vivos partiendo de uno sencillo y modificando paulatinamente el genoma para dar lugar a seres de nuevas especies. Esto es lo que con muy buena intención, puede uno pensar que quieren decir, los que afirman la compatibilidad de las dos cosmologías.




Imagen de http://www.historiadelagastronomia.com/




Pero una cosa es que razonemos que eso pudo ser así y otra muy distinta es si eso ha sido lo que realmente ha sucedido. Y este es el sitio en el que a las ciencias le corresponde su justa autonomía: Demostrar hasta donde le sea posible, con pruebas objetivas, el modo en que han aparecido las distintas especies de seres vivos y en especial el hombre.
Pero son precisamente las ciencias empíricas, las que no respetan a las demás ciencias, y bajo el marchamo de científico, (entiéndase demostrado) nos endorsan todo tipo de interpretaciones filosóficas, ideológicas y teológicas.
Ahora vamos a exponer por qué no podemos aceptar que se pueda creer en la teoría de la evolución y en Dios Creador, no se pueden juntar las tinieblas y la luz, la mentira y la verdad.




ARGUMENTOS CIENTÍFICOS:
Existen demasiados aspectos de este asunto que se dan por ciertos muy a la ligera arrastrados por la excesiva especialización y por la propaganda que los acompaña, por ejemplo:
· La Paleontología no aporta ninguna prueba que permita apoyar una evolución progresiva de especies, ni siquiera a saltos. Y mucho menos la procedencia de todos los phyllum desde un tronco común.
· Los genes tienen una importancia secundaria en la configuración de la morfología de los seres vivos.
· No existe un modelo genético para cada especie, sino un amplio abanico (aún por determinar) de posibilidades de variación, por lo que se manipula el concepto de mutación y el de especie.
· Diversos experimentos muestran que incluso las mutaciones controladas, revierten y desaparecen en la segunda generación. La vida es ultraconservadora.
· El aislamiento geográfico o reproductivo, son ideas que no puede explicar el origen de la mayoría de las especies, que suelen convivir con otras del mismo género o familia en un mismo ecosistema.
· No se pueden separar dos especies por algunos detalles morfológicos, como se hace con los restos humanos antiguos; la variabilidad y la interfecundidad actual de las personas de todas las razas humanas, así lo evidencia. Hay muchas más diferencias morfológicas entre un pigmeo africano y un finlandés, que entre el Homo sapiens y el Homo erectus europeo, por decir un ejemplo. Todos los seres humanos que hemos vivido sobre la tierra, pertenecemos a la misma especie.
La teoría de la evolución está absolutamente minada científicamente, y va a ser abandonada estrepitosamente en cualquier momento, del mismo modo en que cayó el muro de Berlín. Y precisamente, es el evolucionismo el que intenta desesperadamente encontrar el apoyo del milenario prestigio de la Iglesia Católica.
Este es el punto más débil de la teoría de la evolución: científicamente no se puede sostener.




ARGUMENTOS FILOSÓFICOS:
Y sobre lo que más nos interesa, que es el ser humano, es de todo punto inaceptable que el hombre, ni siquiera su cuerpo provenga de un “homínido”.
Aceptar que el cuerpo del hombre proviene de otros seres no-humanos anteriores a él, y que Dios otorgó o insufló en ellos un alma intelectiva (espiritual), nos llevaría ineludiblemente a romper la unidad jerarquizada del ser humano y la metafísica que sustenta la antropología adecuada.
Ello nos arrastraría antes o después a saltar por encima del catecismo de la Iglesia, de la Teología del cuerpo, de la encíclica “Humani generis”, del concilio de Letran V, del concilio de Viena, de Santo Tomás de Aquino, de San Agustín, de las Sagradas Escrituras, y de Aristóteles, para caer de nuevo en el maniqueismo y en el dualismo platónico.
¿Dónde dejaríamos la unidad del ser?.
¿Dónde quedaría el fin como causa primera?.
¿Dónde ubicar el alma, si no es forma sustancial del cuerpo, puesto que éste ya estaba antes y había sido informado por otra alma no humana?.
¡Cómo plantear esa ineludible sustitución de almas?.
¿Qué hacemos?, ¿volvemos a las antiguas discursiones de hace 8 siglos, sobre si tenemos una única alma o varias?.
La teoría de la evolución niega implícitamente la diferencia entre el hombre y los animales, con lo que animaliza al hombre, negándole un origen distinto al de los animales, haciéndolo igual a ellos.
También lleva implícita la emergencia de las posibilidades intelectuales del hombre desde y como desarrollo de la propia materia.
La teoría de la evolución, y en especial el actual auge de la genética, niega la existencia del alma, confundiendo en una sola cosa “lo que mueve, y lo que es movido”, y otorgando a los genes el papel de ser la “forma sustancial” del cuerpo, lo que en absoluto les pertenece.
Filosóficamente no se puede aceptar la teoría de la evolución, especialmente en lo que respecta al origen del hombre, pero tampoco en lo que respecta al origen de las especies, porque considera a los seres vivos como máquinas montadas a piezas totalmente intercambiables y eso no se puede aceptar.




ARGUMENTOS TEOLÓGICOS:
Desde la teología cristiana, podría aceptarse una teoría de la evolución, que la ciencia hubiese demostrado (lo que no es el caso), siempre y cuando se le efectuasen los siguientes cambios:
· Una teoría de la evolución en la que el azar no es la causa del origen de las especies, sino el Amor de Dios.
· Una teoría en la que la selección natural no es la que rige el destino de los seres, sino la divina Providencia.
· Una teoría en la que los seres no van mejorando progresivamente gracias a mutaciones favorables, sino que fueron creados y merecieron de Dios el calificativo de “bueno”.
· Una teoría en la que la muerte no es un componente básico de la creación, sino algo introducido en ella por el pecado.
· Una teoría en la que no hay hombres de varias especies y de distintas dignidades.
· Una teoría que defienda el monogenismo, que es el origen de todos los hombres a partir de una única pareja, para poder entender nuestra situación de hombres caídos, el verdadero origen del mal y la universalidad de la redención.

La caída, capilla Sixtina – el Vaticano.

Teológicamente, la teoría de la evolución que todos conocemos, no se puede aceptar.




CONCLUSIÓN:
Vistos estos argumentos, nos reafirmamos en que no es posible aceptar desde la fe en Dios Creador, la teoría de la evolución tal y como la conocemos, ni siquiera maquillándola un poco.
Así pues, harían bien los que hacen esas declaraciones sobre la compatibilidad de las dos cosmologías, aclarando a qué teoría se refieren cuando hablan de la evolución, porque lo que la humanidad conoce con ese nombre, es el neodarwinismo, que además de ser científicamente falso, es filosófica y teológicamente inaceptable.
Que nadie se confunda, El Diseño inteligente es la nueva forma que va a adoptar el evolucionismo, sólo que esa inteligencia todopoderosa y creadora va a estar más cerca de Brahma que de Dios Padre, y en todo caso va a aparecer como la inteligencia de la naturaleza ligada a la idea de “Gaya”, una simple vuelta al panteísmo.
Dios hubiera podido crear todas las especies de seres vivos por evolución, si hubiese querido, pero no lo ha hecho así.

Ángel Luis Hurtado Contreras